“Felicidades”
no es una palabra que escuche con asiduidad, y menos en la fecha en la que
estamos hoy. 9 de agosto es el día en el que toda esta historia comenzó, y 17
años después, no deja de sorprender día a día, o al menos a mí.
Mi
cumpleaños no es el día que mejor lleve de mi vida, es uno de los peores. Nunca
recibí una felicitación sincera y que esa persona se acordase de la fecha
porque quería felicitarme, si lo hacen es por quedar bien y porque una red
social se lo recordó.
Ya hoy
desde las 0:00 espero impaciente alguna notificación en mi ordenador o móvil,
pero pobre de mí, nunca aprendía la lección, nadie iba a mandarme nada. Pero de
ilusiones se viven, no?
Es
viernes y estoy solo en mi cuarto, o como dice mi abuela, “la cueva”. Estaba
tomando unas pequeñas vacaciones tras los últimos ensayos y la boda a la que
asistimos el coro el pasado domingo 4 de agosto, hace 5 días. Hasta nuevo
aviso, la temporada de canto había sido clausurada, y por ello me permití este
viaje de unos días a casa de mi abuela, al menos hasta que empezasen otra vez
las clases.
En la
radio sonaba la música de los años 80 y 90, mientras, el viento azotaba las
persianas de la casa donde estaba alojado, y la verdad, con el paso del tiempo
daba bastante miedo esos golpes constantes a lo largo de la noche. Las 2:43 y
mis ojos ya empiezan a caer, supongo que ya es hora de clausurar la noche por
hoy, en 7 horas comenzaba mi nueva jornada y con ella, espero que algo más de
entusiasmo en mi cuerpo. Antes de cerrar los ojos, miraré el móvil, pondré la
alarma para despertarme y de paso observaré si alguna notificación llego al
teléfono…
“Corría intentando sobrevivir, era mi única
misión en la vida. Tenía hambre, a pesar de estar comiendo constantemente
mientras intentaba escapar de mis perseguidores. Pude ver a alguno y con suerte
eliminarlos, pero en medio de este laberinto casi embrujado, nunca se sabe cuántos
más te pueden perseguir.
No tenía escapatoria, las fuerzas empezaban a fallar, será este mi fin? Pues es cierto, mi vida está terminada, ya perdí mis otras dos oportunidades y ahora perdería esta tercera y última.
No tenía escapatoria, las fuerzas empezaban a fallar, será este mi fin? Pues es cierto, mi vida está terminada, ya perdí mis otras dos oportunidades y ahora perdería esta tercera y última.
Estaba en una esquina, al fondo, un fantasma,
al otro lado, otro igual. Estos eran mis perseguidores, y habían conseguido su
objetivo, terminar conmigo.
Se acercaban cada vez más rápido, llegó el
primero y se para delante de mí, se ríe y ataca vorazmente con sus dientes…”
El
móvil sonó debido a la alarma programada, el sonido era el de la muerte del
comecocos. Eran las 10:13, supongo que esta última pesadilla fue provocada por
esta alarma que sonó durante media hora. Apagué la alarma y desayuné, aunque no
tenía hambre, bajé a tomar algo, no quería perder la costumbre.
No tenía
un plan establecido para hoy, solo me limitaría a encerrarme en la cueva e
intentar componer algo o incluso escribir. Pero antes, como buena tradición,
miraría si alguien me envió algo, aunque la respuesta ya la conocéis.
10 de
agosto, ya pasa una hora y media desde que dejaos atrás mi cumpleaños, y solo
las felicitaciones de mi familia fueron recibidas. No me sorprende, ya me
esperaba esta situación. Voy a desconectarme y perderme en el vacío de la noche
y de los sueños, este siempre fue mi mejor acompañante.
Una
vibración suena al fondo débilmente. Mi bolsillo recibía una leve vibración al
son de una melodía, estaba recibiendo un mensaje.
Saqué
el móvil del bolsillo y lo abrí. No me lo podía creer, acababa de recibir un
mensaje de publicidad de mi compañía telefónica. Lo borre inmediatamente, ni merecía
la pena abrirlo, pero otra vibración altero mi pensamiento, y esta era de un
mensaje de texto, el cual ponía:
“Perdón
por la tardanza, pero supongo que aun te sirve de algo esto que te voy a decir.
Felicidades!!! Espero que no hayas pasado el día solo como era de suponer que
hicieses, así que nos vemos al final del verano. Te echo de menos.”
No tenía
almacenado ese número y por tanto, no sabía quién fue el origen de este mensaje,
y sinceramente, no se me ocurre nadie que quisiese hacerlo o que se hubiese
acordado…